jueves, 22 de febrero de 2007

¿Es usted francés? -el cantor responde- No amigo, soy rioplatense”.

La enciclopedia Larousse

La enciclopedia Larousse (de origen francés), en su edición de 1990, en el tomo cinco dice textualmente, entre signos de interrogación, acerca del lugar y año de nacimiento del cantor: “¿Toulouse, 1890? -se pregunta, y agrega- Cantante, compositor y actor argentino de origen presuntamente francés”.
Como es bien sabido, cuando algo resulta presunto, es porque se cree o se supone que puede ser cierto, pero que no hay prueba alguna que permita afirmar que aquello que se supone es verdadero. Lo presunto surge ante la carencia de evidencias claras y concretas que puedan confirmar aquello que se supone.

La universidad de Oxford

Al año siguiente, 1991, la Universidad de Oxford, en los Estados Unidos, editó una “Enciclopedia de Música Popular“ donde, al hacer referencia al cantor, dice: “Gardel, Carlos (nacido en Tacuarembó el 11 de diciembre de 1887; fallecido en Medellín, Colombia, el 24 de junio de 1935). Cantante uruguayo de confuso y oscuro origen (algunos autores lo dan como nacido en Francia en 1890). Surgió a la popularidad en Argentina cantando en fiestas y cafés”.
Según se puede apreciar, a través de este comentario, del mismo modo en que hasta hace unos pocos años se solía decir que algunos autores lo daban al cantor como nacido en la República Oriental del Uruguay, hoy día ya se ha comenzado a expresar que algunos autores lo dan como de origen francés.

La enciclopedia Clarín

Entre los años 1999 y 2000, el diario “Clarín” publicó una enciclopedia de 25 tomos, bajo la supervisión de la Universidad de Salamanca. En el tomo Nº 11, entre otras consideraciones sobre Carlos Gardel, hallamos el siguiente comentario: “No fue el primer cantor de tangos, pero sí el creador de una nueva forma de cantarlo y el que está considerado como el máximo intérprete de esta música. (...) Algunos sostienen que nació en Toulouse (Francia), pero otros afirman que su lugar de nacimiento es Uruguay”.
Según se puede apreciar, ya vamos entrando en una época en la que ambas posibilidades comienzan a ser mencionadas por igual, cosa que hasta hace muy poco tiempo no sólo no ocurría sino que parecía ago imposible de que alguna vez pudiera llegar a ocurrir.

La rivalidad futbolística

Después de ciertos episodios, relacionados con el fútbol, entre Uruguay y Argentina se entabló una encarnizada rivalidad imposible de disimular. No había encuentro donde los equipos de ambos países no se trenzaran en verdaderas bataholas con abundantes trompeaduras, puntapiés y todo tipo de golpizas, que solían continuar luego en la calle o el lugar que fuese. El 3 de noviembre de 1924, por ejemplo, tras un partido por la conquista olímpica realizado en Montevideo entre los equipos de ambos países, fue herido de muerte en la calle el jugador uruguayo Pedro H. Demby. Según las investigaciones realizadas, aunque nunca se halló al culpable, el disparo partió del hotel en que se hallaba la delegación argentina, ubicado en Rincón y Bartolomé Mitre de Montevideo. Además de otros sucesos, en 1928, en una cancha porteña, se produjo una verdadera batalla campal entre jugadores uruguayos y argentinos. Estos hechos, dieron lugar a pensar seriamente en la suspensión de los encuentros futbolísticos entre ambos países.
En julio de 1928, al llegar de Europa, Gardel actúa en el cine Paramount, de Lavalle 843. Allí lo va a saludar su amigo Alfredo Frigerio, hombre de turf, uruguayo, y apoderado, en Uruguay, de otros dos uruguayos amigos del cantor: Francisco Maschio e Irineo Leguisamo.
A raíz de este encuentro, Frigerio cuenta: “Terminada la función, me dirigí al camarín, donde después de abrazarme quiso saber ‘que tal había estado’; contestándole sobre el éxito de su presentación, pues se lo aplaudió mucho. En seguida se acercó y tomándome del brazo me manifestó: Mirá hermano, si yo dijera aquí en estos momentos que soy uruguayo, ahora mismo se acaba la fiesta para mí”.


Carlos Gardel y Alfredo Frigerio


Este testimonio, como otros, nos dice muy abiertamente que el cantor ocultaba su nacionalidad uruguaya (de igual modo que otras figuras mas o menos destacadas o populares), pero no por los motivos que casi siempre argumentan aquellos que desean a toda costa que el cantor sea francés.

Otro suceso sobre esta rivalidad en tiempos de Gardel, ocurrió al finalizar el primer Campeonato Mundial de Fútbol de 1930, con el triunfo de Uruguay, que salió campeón, sobre Argentina que quedó relegada al segundo puesto. Gardel fue a saludar a los vencedores.


Con el cantor , hallanse el célebro goleador Hector Scarone, que perteneciera al Club Nacional de Football, Capuchini, Bellesteros, Mascheroni, Dorado, "Matucho", Fígoli, Suppici, el guitarrista Barbieri y otros.

Luego, tal vez, pensando en que los argentinos pudieran tomar a mal su ausencia en el mal trance, el cantor va a brindarles su palabra de aliento y sus canciones para reanimar el espíritu de los perdedores.
Según cuenta el investigador Erasmo Silva Cabrera, el jugador uruguayo Ernesto Mascheroni dijo, que cuando Gardel llegó, los jugadores argentinos le dieron la espalda y, los guitarristas ni llegaron a desenfundar sus instrumentos debido a que unos días antes, el 13 de julio, el diario montevideano “El Imparcial” publicó un reportaje en el cual el cantor declaraba ser uruguayo. Pero además, en aquel famoso reportaje, cuando se le preguntó cual era el público que le agradaba mas, Gardel dijo: “Éste, el uruguayo” (agregando en forma apresurada) “pero el argentino también es bueno”.
A pesar de la inmediata intención del cantor por corregir la valoración realizada sobre su público, ésta declaración fue tomada, por los fanáticos aficionados al fútbol, como un menosprecio originando en ciertos círculos un clima enrarecido que Gardel debió soportar hasta el mes de diciembre en que partió rumbo a Europa.
Del seleccionado argentino y el cantor quedó una fotografía, obtenida el día 11 de julio de 1930, en la que Gardel, con sus guitarristas se encuentran posando entre los jugadores argentinos. Carlos Gardel les deseó suerte y, de acuerdo a lo que contó el jugador Mario Evaristo, además de cantar, “contó como veinte cuentos seguidos”.


Gardel con el seleccionado argentino antes de iniciar el Mundial

Es evidente que ante la tradicional rivalidad entre argentinos y uruguayos, el Campeonato Mundial de Fútbol de 1930 había originado una competencia entre ambos pueblos que comenzó a crearle algunos inconvenientes a Carlos Gardel; tal era su popularidad.

Juan José de Soiza Reilly

Ante esta situación, Juan José de Souza Reilly, nacido en Paysandú en 1879, hombre que llegó a tener gran influencia en el público lector y radial de nuestro país (ocultando siempre su origen uruguayo), con el afán de darle una ma-no al cantor, cuando éste regresa de Europa, en agosto de 1931, publicó (de acuerdo con lo que cuenta el investigador Silva Cabrera) una nota en la famosa revista “Caras y Caretas” donde, aprovechando la nacionalidad francesa de doña Berta, que todos tenían por madre de Gardel, afirmó que el cantor era nacido en Francia.
Tras esta ocurrencia de Souza Reilly, que pretendía desviar la atención pública sobre la nacionalidad uruguaya declarada por Gardel en momentos adversos para el fanatismo futbolístico, hubo quienes creyeron posible que el cantor fuese realmente francés. Pero al cumplirse un año de la tragedia de Medellín, Souza Reilly se contradijo notablemente al publicar en la revista “Radiolandia”, el 27 de junio de 1936, una nota en la que expresa: “... Sobre el incendio trágico de su cuerpo en llamas, su espíritu sigue cantándole a la madre y a todas las patrias que se disputan el honor de tenerlo por hijo... A Carlos Gardel mejor que a nadie le cuadra aquella hermosa décima de Leopoldo Velazco:

Si es que tiene la otra orilla
La gloria de ser su cuna,
¿Quien nos quita la fortuna
De ver que en el Plata brilla?
Si estallara una rencilla
Por cantor tan sin igual,
Aquí, su prestigio es tal
Que ninguno lo cediera,
¡Aunque a buscarlo viniera
Toda la Banda Oriental!

Como se puede advertir, en esta décima no se expresa absolutamente nada acerca de la supuesta nacionalidad francesa que se le atribuye al cantor y en cambio sí se habla, y muy claramente, de la nacionalidad uruguaya.
Después de aquel Primer Campeonato Mundial de Fútbol, en el año 1930, la rivalidad entre argentinos y uruguayos (y no solamente en el fútbol) llegó a un punto tal que muchos uruguayos que se hallaban radicados en Buenos Aires, y muchos porteños que vivían en Montevideo, cuando alguien les preguntaba por su origen, solían contestar, no sin cierta ironía, “soy rioplatense”, y así lo hizo el mismo Gardel cuando el día 21 de octubre de 1931, después de haber cumplido con su última actuación en el teatro Artigas de Montevideo, el periodista Raúl Miño, para la revista “Cancionera” de la capital uruguaya, comenta: “Muchas dudas existen acerca de la nacionalidad de C. Gardel. En la Argentina creen firmemente que es argentino, pero quienes están bien interiorizados aseguran que Gardel es cualquier cosa menos argentino, puesto que no existen pruebas que lo sea”.
Tal como fácilmente se puede apreciar, la nota manifiesta una cierta forma casi (o, tal vez, sin casi) agresiva cuando afirma en forma contundente que “Gardel es cualquier cosa menos argentino”. En la mencionada nota periodística, que fue publicada en el mes de noviembre de 1931, cuando aún el público y el periodismo se encontraban bajo la influencia que ejercía aquello que había divulgado Juan José de Souza Reilly con la finalidad de distraer a la opinión pública, Raúl Miño hace la siguiente reflexión: “La mayoría sensata de los críticos bonaerenses se inclinan a darle a Gardel nacionalidad francesa, venido a Buenos Aires a los pocos meses de edad (sic). Esto parece sería lo mas aceptable si no se nos asegura (de excelente fuente) que es uruguayo”.
Con el único propósito de dejar aclaradas las cosas, el cronista Raúl Miño, enfrenta directamente al cantor con la sola finalidad de preguntarle por su origen; Gardel, tras unos instantes de vacilación le responde: “Puedo decir que mi país es la Argentina... ¿Pero nació usted allí? –insiste Raúl Miño- a lo que el cantor tratando de evitar una respuesta clara, le contesta: No creo que eso interese verdaderamente. Pero el reportero no se amedrenta y continúa insistiendo con el mismo a-sunto: Se dice que es usted uruguayo... Gardel sonríe. Pide que no se toque el punto. Pero cuando ya pecando de atrevidos preguntamos: ¿Es usted francés? -el cantor responde- No amigo, soy rioplatense”.

Las declaraciones de Gardel

En el año 1925, estando a bordo del buque “Principesa Mafalda”, Gardel intervino en un hecho insólito que luego le relató de esta manera a José Razzano en una carta escrita en hoja con membrete del barco: "Querido José... te contaré una de gran importancia por la categoría del asunto. Cuando pasamos Río se produjo un lance caballeresco a bordo en que fueron protagonistas el cónsul de Argentina en Nápoles y el hijo del célebre maestro de orquesta Vitale; al pro-ducirse el incidente, el cónsul, que se había hecho amigo, nos pidió lo representáramos como padrinos a mi y a Ernesto en lo cual, como compatriotas, aceptamos en seguida...”
Según se advierte, Gardel, con seguridad y convicción, dice que el cónsul argentino es su compatriota y, en realidad lo era, pues el cantor se había naturalizado como argentino, cosa que Armando Defino no menciona en su libro “La verdad de una vida” para no revelar que el cantor solicitó la nacionalidad argentina con su documentación en regla, declarando ser uruguayo nacido en Tacuarembó. Resulta imposible creer que el Cónsul argentino en Nápoles haya sido un francés porque Gardel lo llama compatriota.

El 12 de septiembre de 1928, cuando Carlos Gardel partió hacia Europa a bordo del trasatlántico Conte Verde, envió este mensaje a los lectores del diario “Crítica”: "El piróscafo me lleva hasta la villa donde impera Chevalier y como criollo hoy parto a conquistar ese país bacán y copero con nuestro gotán porteño. Hasta luego muchachada posta de mi Buenos Aires querido". Estas palabras, referidas a Francia… ¿pueden ser atribuidas a un francés?...

Un año antes, al llegar a Barcelona, Gardel relató para el periódico “El Diario” de aquella ciudad, la impresión que recibió al ser recogidos los sobrevivientes de un naufragio: “Vos sabés lo que es llegar con náufragos y atender desgracias en todo el camino... No me hables... La tripulación se salvó, sabés... pero ¡el pobre pasaje que pena! Si hubieras visto a un compatriota mío llorar en Montevideo y gritar como loco...” ¿De que nacionalidad sería ese compatriota del cantor que tan apenado quedó en Montevideo?... Cuesta creer que se trataba de un francés…

En la ya mencionada nota publicada el 13 de julio de 1930 en el periódico “El Imparcial” de Montevideo, que desencadenó un clima poco favorable para el cantor entre los fanáticos “futboleros” de Buenos Aires por haber dicho, en pleno mundial, que era uruguayo, y coincidir con que luego los uruguayos ganaron el campeonato, el periodista Segundo Bresciano, también oriental, dialogando con el cantor, entre otras cosas, le comenta: “Se dice que usted ha ganado mucho dinero en el teatro -a lo que Gardel responde- Es cierto, gané mucho, mucho dinero, in-creíblemente mucho. Pero como todo buen criollo me quedé sin nada -El periodista, ante esta conducta tan imprevisora, le pregunta entonces- ¿Y no le asusta el porvenir? –a lo que el cantor le responde - Quien lleva sangre criolla no se asusta jamás del porvenir”. Ante estas simples declaraciones de Gardel, no cabe otra cosa que preguntarse si puede ser posible que un francés, por muy adaptado que se encuentre a nuestra cultura puede hablar con tanta soltura de la sangre criolla que corre por sus venas.

En la edición del 14 de octubre de 1933 de la revista “Sintonía” nos encontramos con una nota en la que, hablando de la posibilidad de hacer cine en Estados Unidos, se le pregunta al cantor: “¿Entonces podría decirse que trabajaría usted en Hollywood?... No lo sé (responde él) por lo pronto los argumentos los leeré de pe a pa... Nada de gauchitos con aros y sombrero andaluz. Nada de exageraciones. No tengo pretensiones literarias, pero si tengo la pretensión de que se respete mi patria”.

Otros testimonios

Toda vez que Gardel habló de “su patria”, en muchos casos hizo referencia a la Argentina y en otros al Uruguay. Jamás hizo alusión alguna a Francia. Y, al comienzo de su carrera, cuando nadie pensaba en la nacionalidad del cantor, en Uruguay se lo mencionaba como oriental sin que, de este lado del Plata, nadie se molestara por ello. Tal es el caso del diario “El Tiempo” de Montevideo, que en su edición del 24 de junio del año 1915 lo nombra “joven compatriota”. Sin embargo, después del mundial de 1930 ya no se podía tolerar que en la vecina orilla se mencionara al cantor como “Nuestro prestigioso compatriota” según se puede leer en el diario montevideano “El Imparcial” de agosto de 1931.

Irineo Leguisamo y Carlos Gardel
Al cumplirse 50 años del accidente de Medellín, en 1985, el diario “La Nación” de Buenos Aires reporteó a Irineo Leguisamo quien, durante la entrevista, dijo: “Manteníamos (con Gardel) rivalidad permanente por Salto y Paysandú, los pueblos de donde veníamos”. Si tenemos en cuenta que Leguisamo nació en Salto, es evidente que el jockey está diciendo que Gardel era de Paysandú, lo cual tiene una explicación de carácter histórico: Tacuarembó perteneció, hasta 1837, al Departamento de Paysandú y luego, a partir de ese año, se desprendió para formar el Departamento de Tacuarembó. Según veremos mas adelante, Gardel nació en un pueblito fronterizo, ubicado a unos 10 Km. del límite entre ambos Departamentos y, durante muchos años, los habitantes próximos a la frontera, al no saber con seguridad a que Departamento pertenecían siguieron llamando a la zona con el antiguo nombre de Paysandú. Esto perduró por mas de medio siglo hasta que, lentamente, los habitantes comenzaron a concurrir a la escuela y allí aprendieron como se había realizado la división política del país. Pero lo importante es que Leguisamo, sin proponérselo, reveló que tanto él como Gardel tenían un mismo origen: Uruguay. Sin embargo, cuando el famoso jockey toma conciencia de que sus palabras contradicen la Historia Oficial, intenta corregirse y sobre la marcha, agrega que en realidad el cantor era francés “con carta de ciudadanía uruguaya” cometiendo otra torpeza, pues Gardel tramitó la ciudadanía argentina como uruguayo.





Vicente Padula
En el diario “Noticias Gráficas” publicado al día siguiente de la tragedia de Medellín, cuando aún Gardel era uruguayo, nos encontramos con otro “detalle”. El actor Vicente Padula, compañero del cantor en varias películas, comenta que en Nueva York, Gardel le confesaba que no le gustaba cantar en inglés como le pedían los directivos de la Paramount: “Vos sabés que yo soy criollo -decía- y no hay nada que hacerle con otros idiomas”.



Por otra parte, antes de salir de Nueva York hacia la gira fatal, Carlos Gardel graba un disco de salutación a su público iniciando su discurso con estas palabras: “Queridos amigos de la América Latina, de mi tierra y de mi raza...” quedando bien claro que en ningún momento hace referencia alguna a Francia cuando se refiere a mi tierra.

En el diario “Crítica” del 18 de agosto de 1934, nos enteramos que con motivo de una transmisión especial desde Nueva York, Gardel dirigió unas palabras a los oyentes diciendo entre otras cosas: “Agradezco a Crítica el diario que no podía faltar en esta transmisión. Lo mismo que a la National Broadcastig y a Radio Splendid, la oportunidad que me han brindado de comunicarme con mis lejanos y queridos compatriotas”.

En las declaraciones de Gardel siempre se observó una clara referencia al Río de la Plata como su lugar de origen, y nunca el menor indicio que pudiera hacer creer la nacionalidad francesa que Armando Defino le impuso tras su muerte.
Los mas allegados al cantor sabían que era nacido en el Uruguay. Así, en la década de 1960, el investigador Erasmo Silva Cabrera recibió una carta que publicó en su libro “Alegato por la Verdad” donde, entre otros comentarios se puede leer textualmente: “Carlos Gardel es uruguayo y su nacimiento real está rodeado de un verdadero misterio...”. Esta carta haciendo semejante afirmación la firma un músico importante que conocía muy bien a Gardel, Julio De Caro.

Julio De Caro (1899-1980)

El día 25 de octubre de 1933, después de su actuación en el teatro Florencio Sánchez de Paysandú, el cantor se reunió con un grupo de amigos en un lugar conocido como “La Cosechera”; se hallaba presente allí José Meier, ingeniero agrónomo y funcionario de la Dirección de Catastro de Montevideo. Entrevistado por el periodista e investigador Erasmo Silva Cabrera, Meier dijo: “Sentado a su lado, le pregunté, pidiéndole disculpas por la curiosidad, donde había nacido, y me contestó rápidamente: ‘Yo soy de Tacuarembó’...”



Eduardo Morera

Por su parte Eduardo Morera, director cinematográfico argentino desde los primeros ensayos sonoros de nuestro cine (ensayos en los que intervino Carlos Gardel como figura central), fue reporteado en la ciudad de Buenos Aires por un periodista uruguayo. La nota fue publicada por el diario “El País” de Montevideo, el 24 de junio de 1994 y allí Morera hace los siguientes comentarios cuando se refiere a la nacionalidad del cantor: “Razzano quiso enterrar a Gardel en Uruguay pues se lo sabía nacido en Tacuarembó. (...) Yo sé que era uruguayo. No se si hablé con él sobre eso porque pasaron 60 años ya, pero todo eso se sabía. Gardel viajaba mucho al Uruguay y tenía problemas acá porque estaba indocumentado”.


Aunque está de mas aclararlo, ninguno de los testimonios de aquellas personas que trataron de cerca a Carlos Gardel son tomados en cuenta por los supuestos historiadores que afirman contra viento y marea que el cantor era francés. Lamentablemente, estas gentes que, con sus actitudes, se autoconsideran los dueños de la verdad, han conformado a través del tiempo una especie de inquisición gardeliana y, en lugar de debatir para aclarar las cosas, condenan e imponen, a veces por la fuerza agresiva del grito o el insulto, lo que ellos consideran se debe decir y lo que no se debe decir acerca de Carlos Gardel originando así una historia que poco y nada tiene que ver con la verdadera historia del cantor, especialmente durante los primeros años de su vida.

El testamento ológrafo



El día 13 de agosto de 1935, cuando aún no habían transcurrido dos meses de la muerte del cantor, surgió, en forma inesperada, un testamento ológrafo esgrimido por quien fuera, en los últimos años, el apoderado del cantor, Armando Defino, y la supuesta madre del mismo, Berta Gardes. Un testamento ológrafo es un papel escrito de puño y letra sin otra intervención que la del propio interesado, motivo por el cual ante las legislaciones de muchos países, entre ellos Uruguay, el testamento ológrafo carece de valor legal. En el mencionado documento, supuestamente Carlos Gardel, declara haber nacido en Toulouce (sic), Francia, y llamarse Carlos Romualdo Gardés sin citar ningún tipo de documento que pruebe lo que, aparentemente, él afirma a través del testamento. Por otra parte, hace constar claramente que “Carlos Gardel” es un nombre artístico, es decir, un seudónimo, sin justificar los motivos por los que toda su documentación legal, sus bienes, propiedades, cuentas bancarias, etc. figuran, sin excepción, a nombre de ese supuesto “seudónimo”. Declara, además, ser nacido el 11 de diciembre de 1890, que Berta Gardes es su madre y única heredera, y nombra albacea testamentario al mencionado Armando Defino. Mediante este testamento, Berta Gardes hereda todos los bienes del cantor en la República Argentina. A lo largo del documento el apellido de la supuesta madre aparece, dos veces, escrito sin acento (Gardes) mientras que, supuestamente el cantor, se menciona a sí mismo con acento (Gardés).

El cambio de identidad del cantor, a poco de morir, se realizó durante uno de los gobiernos mas corruptos, el del general Justo, la vergüenza mas asombrosa de nuestro pasado, sólo superada por la delincuencia política de Menem.

El nombre de la ciudad en que, supuestamente el cantor, dice haber nacido, tiene un error ortográfico, “Toulouce” (con “c” en lugar de “s”). Si realmente Gardel hubiese sido francés habría escrito “Toulouse” como corresponde. Es evidente que el testamento fue “fabricado” con la intención de cambiarle la nacionalidad a Gardel puesto que, siendo hijo único, no necesitaba hacer testamento alguno para que su madre heredara. Así, mediante la aprobación de un testamento falsificado, se lo hizo aparecer a Gardel estableciendo, él mismo, su propia identidad, cosa que nadie puede hacer sin la coincidencia de la documentación correspondiente. Si bien el cantor no tenía una gran instrucción, tampoco era un hombre tan torpe como para creer que él mismo, por su propia cuenta, podía efectuar semejante cambio de identidad sin explicación alguna ni documento que justifique una maniobra de tal envergadura.

La sucesión en Uruguay
Carlos Gardel tenía propiedades en la República Oriental del Uruguay y en aquel país, como en muchos otros, el testamento ológrafo, que no tiene quien lo avale (ni siquiera la firma de un testigo) no tiene ningún valor legal.

Cuesta mucho creer que el cantor, en el improbable caso de haber sido el autor del documento, ignorara que en Uruguay el testamento ológrafo no es legal; se trata de algo muy elemental para quien decide redactar un documento de ese tipo teniendo propiedades, de gran valor, en el mencionado país.
De manera que por los bienes dejados del otro lado del Plata, en marzo de 1936, se inicia en Montevideo la sucesión presentando la Partida de Nacimiento de Charles Romuald Gardes expedida el 23 de agosto de 1921 en Toulouse que, coincidiendo con el testamento, había nacido en esa ciudad el 11 de diciembre de 1890 y era hijo de Berta Gardés y de padre desconocido. Esta Partida de Nacimiento se publicó por vez primera, recién en 1977.

También se reprodujo, en incontables publicaciones, el Acta de Bautismo en que consta que el 11 de diciembre del año 1890 es bautizado Charles Romuald Gardés, hijo de Berta Gardés, nacido el día anterior, 10 de diciembre, en lugar del 11. Con esta documentación solamente, era imposible iniciar una sucesión en Uruguay; sin embargo, todo fue aceptado.
La leyenda de la deserción
Entre las excusas que se inventaron para hacer creíble esta maniobra, se llegó a afirmar que el cantor ocultaba su nacionalidad francesa para poder actuar en Francia porque en ese país era considerado un desertor por no haber cumplido con el servicio militar. Aún hoy, hay quienes consideran incuestionable este argumento y lo usan creyendo en él de buena fe; inclusive hay quienes afirman que Carlos Gardel era desertor de guerra ignorando, que para desertar de la guerra primero hay que estar en ella o, al menos, haber sido convocado.
Armando Defino, autor de este cambio de identidad del cantor, apoyó con su silencio, durante muchos años, todas estas fantasías. Pero en el año 1960, estudian-do la legislación militar francesa de los primeros años del siglo XX, se supo que Carlos Gardel, aún en el caso de haber sido francés, no estaba obligado a cumplir con el servicio militar.

En el año 1961, Armando Defino, que contaba por entonces con 66 años de edad y padecía una enfermedad terminal, intentó escribir un libro que su muerte, ocurrida en junio del año siguiente, no le permitió completar. Dicha obra fue concluida y publicada por su esposa en 1968 bajo el título “Carlos Gardel, la verdad de una vida”. En dicho libro, Defino, que nunca desmintió la leyenda del Gardel desertor, se desliga del tema diciendo: “Nunca supe, porque mi discreción me impidió interrogar a Carlos, sobre el motivo que lo llevó a alterar su nacionalidad”.
La falsedad de esta declaración, lejos de apoyar, se opone totalmente a quienes sostienen la nacionalidad francesa del cantor, puesto que si el apoderado y amigo de Carlos Gardel declaraba que no sabía nada al respecto... ¿que podían saber aquellos que, autoproclamándose investigadores y hasta historiadores, no mostraron jamás interés alguno por conocer profundamente aquello con lo que no estaban de acuerdo, tal como lo hacen los investigadores y los historiadores de verdad?
Sin embargo, y a pesar de todo, aunque la Historia Oficial, tal como actualmente se encuentra, sin la mas mínima disposición para rever las cosas y manejando, en forma desvergonzada, la información, y hasta desinformando, ya desde 1970, tanto en América como en Europa, al menos, se ha comenzado a poner en tela de juicio la nacionalidad francesa otorgada al cantor después de su muerte.

El lugar del nacimiento

Las primeras noticias recibidas en el Plata acerca del accidente en que Carlos Gardel perdiera la vida eran confusas cuando no, erróneas. Luego con el correr de los días se fueron corrigiendo y precisando detalles; pero en ningún momento se pusieron en duda los datos relacionados con la identidad del cantor. El periódico “La Mañana” de Montevideo, al día siguiente de la tragedia comentaba: “Es unánime el sentimiento de pesar que causa la desaparición del cantor uruguayo, cuya popularidad era tan grande como la simpatía que despertaba. Un telegrama procedente de Bogotá, nos anuncia la triste nueva del lamentable accidente de aviación ocurrido en la ciudad de Medellín y que costó la vida al popular cantor uruguayo Carlitos Gardel. El accidente ocurrió cuando el avión en que viajaba Gardel, procedente de Bogotá, pretendió aterrizar en el campo de aviación de Medellín estrellándose contra un trimotor de la S.C.A.D.C.A (sic).
Carlitos Gardel había nacido en la segunda sección judicial del departamento de Tacuarembó y se inició en la canción criolla hace alrededor de un cuarto de siglo en los cabarets (sic) porteños”.

De inmediato, el gobierno uruguayo se encargó de la repatriación de los restos. Al respecto, el diario “El Pueblo”, el órgano oficial del gobierno, el 27 de junio de 1935, anunciaba: “El Gobierno de la República ha resuelto proceder al repatrio de los restos de Carlos Gardel, cuyo trágico fallecimiento, recientemente ocurrido en Colombia, produjo honda consternación. Con ese fin, se han iniciado ya algunas gestiones por intermedio del Ministerio de Relaciones Exteriores, siendo probable que se someta a una comisión la programación de los actos a que dará lugar el traslado a Montevideo, de los despojos mortales del compatriota desaparecido. Esta información ha de ser acogida con general satisfacción por nuestro pueblo, en cuyo corazón tan hondas raíces echó el afecto del malogrado Gardel, intérprete eximio de la canción criolla”.

Al mismo tiempo, el periódico “La Mañana” de Montevideo, también del día 27 de junio de 1935 anunciaba: “El Uruguay repatriará los restos de Carlos Gardel. Nuestro gobierno ya ha iniciado las gestiones correspondientes - Se nombrará una comisión para organizar un homenaje nacional en ocasión del traslado de los despojos mortales del insuperable cantor...”

Por su parte, el diario “La Nación”, de Buenos Aires, comunicaba: “Serán repatriados por el Uruguay los restos de Gardel (...). El presidente de la República, Dr. Terra, dispuso hoy que por intermedio del Ministerio de Relaciones Exterio-res se inicien las tramitaciones para repatriar los restos de Carlos Gardel. Asi-mismo el Gobierno se propone encargar a una comisión la preparación de los distintos actos que se realizarán en homenaje a la memoria del cantor...”

El diario “Noticias Gráficas”, también de Buenos Aires, el 27 de junio anunciaba: “Defino, ex empresario de Gardel, hará las gestiones para trasladar sus restos. La madre del gran cantor desaparecido ha dejado en sus manos todo lo relacionado con la sepultura definitiva del gran cantor...”

Cuando, por la misma Berta Gardes, que se hallaba radicada en Toulouse (Fran-cia), se supo que Armando Defino se encargaría de repatriar los restos de Gardel, la agencia informativa local publicó el siguiente cable: “Toulouse, 27 (havas) – Debido a las proposiciones que le fueron formuladas por el empresario de Carlos Gardel, señor Armando Defino, la madre del infortunado cantor uruguayo, señora Berta Gardel, se trasladará a la América del Sur...”.
Esto significa que la propia Berta Gardes, cuando fue requerida en Toulouse por la prensa local, cuando sólo habían transcurrido tres días del accidente de Medellín, declaraba en la mencionada ciudad francesa que el cantor era de origen uruguayo.

Hasta ese entonces nadie ponía en duda que Carlos Gardel era oriundo de la República Oriental del Uruguay y las agencias periodísticas de todo el mundo así lo informaban:

*“París, 25 (havas) - La noticia de la trágica muerte del cantor uruguayo Carlos Gardel produjo honda impresión en las esferas sudamericanas de esta capital, donde el extinto gozaba de gran estima...”

*“Medellín (Colombia), 25 (A. P.) - Anoche fueron suspendidas todas las funciones teatrales y cinematográficas así como las transmisiones radiotelefónicas en señal de duelo por la trágica muerte del cantor uruguayo Carlos Gardel...”

*“Medellín, 25 (A. P.) - La ciudad aún se encuentra bajo la penosa impresión de la terrible catástrofe de aviación ocurrida ayer en la que perdieron la vida el celebrado cantor uruguayo Carlos Gardel y el destacado piloto colombiano Ernesto Samper...”

En tanto, en Nueva York, el presidente de la Paramount declaraba: “Nueva York, 26 - El Sr. Adolph Zukor, presidente de la Paramount Pictures, en declaraciones hechas a la “United Press”, sobre la muerte del cantor uruguayo Carlos Gardel, se expresó en estos términos sobre el malogrado actor: “La escena y la radio pierden un querido artista con la muerte prematura de Carlos Gardel...”

El 28 de junio de 1935, cuatro días después del accidente de Medellín, para refe-rirse a Carlos Gardel, el diputado Buranelli, en el Parlamento uruguayo, pronunció entre otros conceptos, lo siguiente: “Embajador alado, él, de los cantares rioplatenses, llevó el nombre de Uruguay por todos los puertos del mundo conquistando palmas y glorias en todos los idiomas. Así fue en París, en Londres, en Italia y en España, por dondequiera pasó el romántico andariego de la gallardía de la raza y la virtud de sus cantares. Y además, había en Carlos Gardel otra virtud suprema a mi juicio: su acendrado patriotismo. Quería a su patria con candor de niño. Tuvo siempre a gala ser uruguayo. No declinó jamás la honra de haber nacido en este rincón privilegiado de tierras de América, que dio al mundo los genios de Rodó, Zorrilla de San Martín, Blanes, Florencio Sánchez y tantos otros que son gloria del continente”.